Frente al practicante uno se cuida, o al menos siente no poder compartir ciertas cosas. El mentiroso se cuida más, el libidinoso también; muchos pecados huyen ante su vista.
E incomoda... como el filósofo. Como Sócrates, o los estoicos que con su sola presencia incomodaban a los epicureos, a los amantes del placer indiscriminado; el dis-valor.
"Es un fanático el practicante" dicen las sombra ante el paso de la luz. La vituperan, evitan. No la pueden siquiera ver, menos aún corresponder y menos aún parecerse a ella. En esto consiste su virtud.
Que la luz vaya siempre por delante,
por mucho que moleste al
siempre oscuro
mal proceder.
Pues la ver-dad es para eso justamente:
aclarar, desmentir... sacar a la luz
las cosas enrevesadas.
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